Llega un momento en el que te das cuenta que nada cambiará si cierras los ojos y sueñas, y piensas. Debes luchar. Debes aprender, recapacitar, escuchar. Debes darte cuenta de que nadie luchará por ti, que nadie recorrerá tu camino, sólo tú puedes, y debes, avanzar sea como sea, por mucho que duela o por mucho que cueste, por muchos obstáculos que la vida decida ponerte, eres tú quien tiene que sacudir el polvo y la tierra que tu ropa acumula con las caídas. De nada sirve autocompadecerse, lo que sirve es seguir y alcanzar tus metas. Vive, es decir, se como quieres ser, pero respeta a quienes también son como ellos quieren ser; ama, de un modo u otro, pero ama; disfruta, deleitate con cada instante que merezca la pena, con un amanecer o un atardecer, con una tormenta inesperada, con una lluvia de estrellas... Porque mientras luchas, las pequeñas cosas son las que te dan fuerzas.
La vida, como dicen, no es fácil, pero siempre de un modo u otro, es bella.
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